En el Nuevo Testamento (Mateo 27:46) existe una sola frase que se ha mantenido en su lengua original, el arameo.
Desde la hora sexta se extendieron las tinieblas sobre la tierra hasta la hora nona. Hacia la hora de nona exclamó Jesús con voz fuerte, diciendo: Eli, Eli lema sabachtani. Que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
El arameo fue el idioma que habló Jesús al igual que sus discípulos, no es hebreo como algunos suponen, sino que Sirio Caldeo.
El arameo es un dialecto semítico que hablaban los judíos después del regreso del cautiverio de Babilonia, formando con el cananeo un grupo del semítico occidental.
Fue la lengua oficial de los Persas, la usaban los samaritanos y era la lengua común de Palestina en tiempos de Jesús el Cristo.
Llama la atención que todas las versiones del Nuevo Testamento mantuvieron esta frase y su misma traducción. Sin embargo existe una primitiva traducción griega que le da otro significado, el mismo que modernos estudiosos lingüistas han encontrado:
ELI, ELI, en efecto significa Dios mío, Dios mío.
LEMA proviene de la raíz LMNA que significa: Para este propósito. Por esta razón.
SABACHTANI significa: Reservado. Dejado. Guardado. Elegido
En verdad, la real traducción de esa frase del arameo es un grito de victoria de Jesús el Cristo estando en la cruz a punto de morir:
DIOS MÍO, DIOS MÍO PARA ESTE PROPÓSITO FUI ELEGIDO.
DIOS MÍO, DIOS MÍO POR ESTA RAZÓN FUI RESERVADO.
Es muy diferente, en todo el sentido de la palabra la errónea traducción de las versiones actuales del Nuevo Testamento, y la verdadera traducción.
La primera, mal traducida, muestra un Jesús débil antes de morir, un ser muy humano.
La segunda, la correctamente traducida, muestra un Jesús fuerte, muy divino, gritando al mundo que él sabía por qué el Padre lo había dejado morir en la cruz.
Es un grito trascendente de victoria, de valor, de sacrificio, de amor por la humanidad y comprensión de su real jerarquía cósmica...